
Solo se vive una vez....
Solo se vive una vez,
y sin embargo hay quienes
se aferran a morir mil veces.
Vivimos un tiempo único a cada momento,
a cada instante de nuestra oportunidad
de reconocernos uno con el universo infinito
que se desenvuelve en cada mirada
que damos a nuestro alrededor.
Un beso en la mañana,
una mirada comprensiva,
una voz de bienvenida, una palabra de comprensión y cariño,
un abrazo a la distancia o en la plenitud de la cercanía.
Tantas cosas por querer, desear y ..... ¡vivir!
Las palabras no se las lleva el viento,
las palabras no son aire que al aire van.
Las palabras son sellos, son marcas,
son huellas que quedan en el alma
y que con el tiempo toman vida propia
y se resignifican a la luz de la experiencia.
Por eso es bueno cuidar nuestro lenguaje,
sea del origen que sea.
El lenguaje nos moldea, nos arma, nos hace,
por el mismo somos lo que somos,
y dejamos de ser cuando una palabra ya no nos evoca.
El lenguaje tiene un poder,
un poder de hacer o deshacer.
A las palabras no se las lleva el viento,
van contigo, viajan en tu alma adonde quiera que vayas,
y donde estés, allí, ellas vivirán y te presentarán.
Y si al poder de la palabra
le sumamos la dimensión del afecto,
y nutrimos nuestros actos con las palabras
que retraten el instante,
que evoquen un sentimiento, entonces,
ellas recorrerán los caminos del espíritu
en el otro y se alojarán allí,
donde aquel la estaba necesitando, y asi,
con el tiempo verás que han surgido esperanzas,
donde solo había desierto y soledad.
Es bueno cuidar nuestras palabras,
y reflejar nuestros sentimientos,
de la mejor manera que podamos,
de la forma que mejor nos salga,
y aún cuando no seamos los artistas
que quisiéramos ser,
el esfuerzo por mejorar
desde la alegría y la paciencia,
nos llevará algún día a la paz interior,
a un lugar al que solo se accede habiendo pasado
por los largos senderos donde las luces
y las sombras tienen vida propia.
Solo se vive una vez y una vida se eterniza
sin que te des cuenta cómo tan solo en un instante,
aún cuando nadie tome conciencia de ese poder.
No busques morirte mil veces todos los días,
porque eso solo es muestra de una autocompasión
en busca de una mirada externa,
es una búsqueda de aprobación ajena
para aceptarte a ti mismo/a.
Comienza por saber que no eres más que nadie,
ni menos que los demás, simplemente eres
una criatura en busca de un reflejo.
Comienza por saber que sólo se vive una vez.
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