La princesa de las nieves
Relato de ffatuo

Todo comenzó una dulce noche en la que lucían las estrellas, la luna llena reflejaba su contorno en las aguas, las ranas croaban, junto al rió sentada en un saliente de piedra había una bella muchacha de pelo blanco, ojos azules, piel pálida y muy blanca, ella vestía un vestido largo también de color blanco, daba largos suspiros mientras miraba las estrellas y la luna, con su dulce voz y cantando pronunciaba estos lamentos:
“Amado mío donde te encuentras, porque te fuiste de mi lado tan rápido, vuelve por favor, no me dejes así, todos los caminos he recorrido buscándote, mi tiempo se acaba, pronto tendré que volver a las gélidas montañas, mi tierra, pero si vuelvo sin ti creo que moriré solo de la pena de poder besarte, abrazarte y amarte”. Tras decir estas palabras rompió a llorar con un quejido sordo y lastimero que en aquel silencio sonó como una atronadora voz de sufrimiento por su amor perdido y no encontrado.
A unos metros mas allá un joven contemplaba la escena subido a unas ramas de un árbol y lloraba en silencio, pensó en que ya la había visto algún tiempo atrás no recordaba donde pero sabia que ya la había visto antes, hizo un poco mas de memoria y pensando lo recordó, un día que bajaba por las montañas con su caballo y nevaba el animal se rebrinco y lo tiro del caballo dejándolo en el suelo insconciente, cuando se despertó allí estaba ella, mirándolo con sus ojos azules y fríos que ahora ya no eran así por que los inundaba las llamas del amor, allí postrada a su lado ella le curaba sus heridas y le acariciaba su cabello, no decía nada pero allí en su mirada había un cambio cuando lo curaba ahora había vida, era la vida del amor que renacía en las entrañas del corazón de la muchacha y que él no la había visto hasta que recordó lo que le había pasado ese día un enamoramiento que hace tiempo que olvido y que ahora renacía en el interior de su corazón, entonces la rama cedió bajo el peso del muchacho y este callo, ella al escuchar el ruido se levanto y grito: ¿Quién anda ahí? El muchacho solo lanzo un grito de dolor se había lastimado el tobillo al caer, ella sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar de donde provenía el grito, cuando lo vio allí en el suelo dijo: Un espía lo que faltaba, le puso la mano en su tobillo y el dolor que sentía el muchacho desapareció. El dijo: Solo te escuchaba no te iba ha hacer ningún daño, después de lo que recordado seria incapaz. Ella miro su cara y sus ojos suspiro fuertemente lo beso en los labios y lo abrazo con fuerza, luego dijo por fin te he encontrado amor. El joven cuando estaba al lado de ella sentía mucho frió y no se lo explicaba era una noche de verano y hacia mucho calor, ella lo vio tiritar y dijo: Perdón lo hago sin querer esta en mi, y de repente el joven sintió el calor del verano, lo has recordado todo no dijo ella el respondió si. Por fin te he encontrado amor, no sabes la de penas que he tenido que sufrir para encontrarte, hambre, sed, penas, heridas en mis pies, etc. pero ha merecido la pena al fin te he encontrado. El muchacho la escuchaba y a la vez la miraba empezando por su cara y acabando por sus pies, luego volvió ha mirarla a los ojos y dijo hace mucho tiempo que nos vimos era muy pequeño pero lo recuerdo como si fuera ayer aquello que sentí aquel día no lo he sentido con otra mujer como lo siento contigo es amor verdadero. Me ire contigo a tu reino sin pensármelo dos veces amor. Ella le sonrió, enseñándole sus bellas perlas doradas y grito un grito agudo hacia atrás y apareció ante ellos un caballo blanco como la nieve, ellos se montaron en el y este se elevo por los aires y desapareció en el horizonte, esa historia me la contó un hombre viejo que me encontré en una taberna en unas montañas que lloraba y bebía sin ton ni son pero que a pesar de ello no estaba borracho, ese día me acerque ha el y le dije: ¿Por qué llora señor? Y me contó esa historia que ahora yo cuento a mis nietos muchas veces por que le gusta esa historia que me contó aquel hombre.
“Amado mío donde te encuentras, porque te fuiste de mi lado tan rápido, vuelve por favor, no me dejes así, todos los caminos he recorrido buscándote, mi tiempo se acaba, pronto tendré que volver a las gélidas montañas, mi tierra, pero si vuelvo sin ti creo que moriré solo de la pena de poder besarte, abrazarte y amarte”. Tras decir estas palabras rompió a llorar con un quejido sordo y lastimero que en aquel silencio sonó como una atronadora voz de sufrimiento por su amor perdido y no encontrado.
A unos metros mas allá un joven contemplaba la escena subido a unas ramas de un árbol y lloraba en silencio, pensó en que ya la había visto algún tiempo atrás no recordaba donde pero sabia que ya la había visto antes, hizo un poco mas de memoria y pensando lo recordó, un día que bajaba por las montañas con su caballo y nevaba el animal se rebrinco y lo tiro del caballo dejándolo en el suelo insconciente, cuando se despertó allí estaba ella, mirándolo con sus ojos azules y fríos que ahora ya no eran así por que los inundaba las llamas del amor, allí postrada a su lado ella le curaba sus heridas y le acariciaba su cabello, no decía nada pero allí en su mirada había un cambio cuando lo curaba ahora había vida, era la vida del amor que renacía en las entrañas del corazón de la muchacha y que él no la había visto hasta que recordó lo que le había pasado ese día un enamoramiento que hace tiempo que olvido y que ahora renacía en el interior de su corazón, entonces la rama cedió bajo el peso del muchacho y este callo, ella al escuchar el ruido se levanto y grito: ¿Quién anda ahí? El muchacho solo lanzo un grito de dolor se había lastimado el tobillo al caer, ella sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar de donde provenía el grito, cuando lo vio allí en el suelo dijo: Un espía lo que faltaba, le puso la mano en su tobillo y el dolor que sentía el muchacho desapareció. El dijo: Solo te escuchaba no te iba ha hacer ningún daño, después de lo que recordado seria incapaz. Ella miro su cara y sus ojos suspiro fuertemente lo beso en los labios y lo abrazo con fuerza, luego dijo por fin te he encontrado amor. El joven cuando estaba al lado de ella sentía mucho frió y no se lo explicaba era una noche de verano y hacia mucho calor, ella lo vio tiritar y dijo: Perdón lo hago sin querer esta en mi, y de repente el joven sintió el calor del verano, lo has recordado todo no dijo ella el respondió si. Por fin te he encontrado amor, no sabes la de penas que he tenido que sufrir para encontrarte, hambre, sed, penas, heridas en mis pies, etc. pero ha merecido la pena al fin te he encontrado. El muchacho la escuchaba y a la vez la miraba empezando por su cara y acabando por sus pies, luego volvió ha mirarla a los ojos y dijo hace mucho tiempo que nos vimos era muy pequeño pero lo recuerdo como si fuera ayer aquello que sentí aquel día no lo he sentido con otra mujer como lo siento contigo es amor verdadero. Me ire contigo a tu reino sin pensármelo dos veces amor. Ella le sonrió, enseñándole sus bellas perlas doradas y grito un grito agudo hacia atrás y apareció ante ellos un caballo blanco como la nieve, ellos se montaron en el y este se elevo por los aires y desapareció en el horizonte, esa historia me la contó un hombre viejo que me encontré en una taberna en unas montañas que lloraba y bebía sin ton ni son pero que a pesar de ello no estaba borracho, ese día me acerque ha el y le dije: ¿Por qué llora señor? Y me contó esa historia que ahora yo cuento a mis nietos muchas veces por que le gusta esa historia que me contó aquel hombre.
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